Being Me

"La vida es un derrotero lleno de paisajes con voz propia. Unos más bellos que otros. Unos más significativos que otros. Cada uno con una historia diferente, pero todos con algo que contar…" - Awen Granger

Mis Novelas

"Las novelas son como el sexo, algunas no pasan de ser un polvo aceptable mientras que otras son multiorgasmícas. Dime, ¿quieres que te de el mejor orgasmo de tu vida?" - Awen Granger.

Entre corazones y calzones

"La verdad tiene tres caras: la tuya, la mia, y la real." -Awen Granger

Mi Biblioteca

"No hay nada mejor que un buen libro. Incluson son mejores que los hombres. Duran más de 5 min, son profundos y una vez que terminas con ellos, te dejan con una sonrisa boba en la cara." - Awen Granger

martes, 28 de febrero de 2012

Nacida para seducir - Susan Elizabeth Phillips


Título: Nacida para Seducir
Autor: Susan Elizabeth Phillips
Editorial: Ediciones B / Octubre 2008
ISBN: 978-84-666-3811-1
Género: Contemporánea
Lengua: Castellano
Serie: Séptimo libro Serie Chicago Stars

Título Original: Natural Born Charmer
Editorial / Fecha: William Morrow / Febrero 2007
ISBN 0-060-73457-4

Sinopsis: Cuando el millonario Dean Robillard conoce a Blue Bailey, a la muchacha no pueden irle peor las cosas. Su ex le ha robado todo su dinero y no tiene adónde ir. Dean, una estrella del fútbol americano, está de vacaciones mientras se recupera de una lesión.

El quaterback estrella de los Chicago Stars sufre una grave lesión en el hombro que le obliga a replantearse su vida una vez que abandone su carrera deportiva. Decide tomarse unas pequeñas vacaciones para recuperarse y aclarar sus ideas. Mientras conduce su Aston Martin ve a una mujer que camina por la carretera, por lo que para para ofrecerse a llevarla.

Blue Bailey está destrozada, sin empleo y se ha quedado tirada después de que su ex le robara todo su dinero de modo cunado la para un guaperas con un cochazo no duda en aceptar irse con él. Pronto se dirigen juntos a la nueva granja, donde Blue pondrá la vida del deportista partas arriba. Y, aunque la atracción es mutua, ¿podrá sobrevivir su relación cuando lo único que tienen en común es que no creen en el amor?

Opinión personal

No es un secreto a voces que admiro a esta escritora y que disfruto con cada una de las historias que ha venido regalándonos durante todos estos años. Susan Elizabeth Phillips no ha hecho más que consagrarse en el mundo de las letras románticas como una de las mejores ya desde lejos. Y ésta obra, no ha sido la excepción.
Si te gustan las obras de corte romántico y de humor picaresco, capaz de mantenerte prendada de inicio a fin, «Nacida para seducir» es la obra que andabas buscando.

Blue Bailey, con ese nombre tan peculiar y acreedora de un ingenio capaz de prenderle fuego al mundo se verá abandonada en plena autopista olvidada por las manos de Dios, un día demasiado caluroso y penoso tras sufrir un engaño amoroso. Vistiendo sólo un ridículo disfraz de castor el destino cruzará en su camino al millonario y como siempre, demasiado guapo para su propio bien, Dean Robillard. Quien tras sufrir una lesión en uno de los tantos partidos que jugó para los Chicago Stars, decide irse de vacaciones, manejando sin rumbo fijo por la autopista. Mas cuán grande será su sorpresa cuando una castora sin cabeza, sudada y demasiado divertida, vendrá a llamar su atención.


Dean no es de los hombres que se complica la vida con las relaciones a largo plazo pero tampoco es aficionado a los rollos de una sola noche. Acostumbrado al dinero y a que las mujeres se le tiren encima, sentirá curiosidad por esta pequeña y extravagante mujer, cuando Blue decida pasar de él junto a su ridícula ropa de marca y su carro deportivo. Llámenlo orgullo de macho herido tal vez pero sorprendido, y un poco más que todo divertido, decidirá ayudarla en la empresa de vengarse de un novio que la ha dejado sin nada, salvo su dignidad.


Una relación surgida de la conveniencia y la curiosidad vendrá a marcar a éste par. Ella sin un peso encima tendrá a su pesar que permanecer a su lado fingiendo ser la prometida de un hombre capaz de sacarla de sus casillas y excitarla a la misma vez. Él disfrutando de la comodidad que su presencia le da, buscará en ella refugio cuando se vea sometido a los fantasmas de su pasado, quienes ni cortos ni perezosos vendrán a poner de cabeza el que creía sería su santuario en ese pequeño pueblo de Tenesse a donde ambos fueron a parar.


Ella ha vivido huyendo siempre.

Él no puede dejar ir el pasado.

Ambos tienen en común el miedo a aceptar la fragilidad que esconden tras esa coraza de seguridad y testarudez. Un libro demasiado bueno para dejarlo pasar, lleno de conversaciones inteligentes y un humor que te vendrá a alegrar la mañana. Denle una oportunidad a este par, yo definitivamente los amé.



viernes, 10 de febrero de 2012

Apuesta Arriesgada by Cathy Yardley


Autora: Cathy Yardley
Libro: Apuesta Arriesgada

Sinopsis
Cuando Gabe Donofrio, el mejor amigo de Charlotte Taylor, le espetó sin el menor recato que ella no era el tipo de mujer de la que los hombres se enamoran, la joven se apostó con él mil dólares a que conseguía que le hicieran una apuesta de matrimonio en menos de un mes.
Comenzó entonces la transformación de aquella chica desgarbada en una atractiva sirena, y cuando el soltero más deseado de América se mudó a la casa de al lado, Gabe por fin se dio cuenta de que había cometido un terrible error...

Opinión Personal

Un libro de lectura rápida y sencilla, pero divertida y cautivadora. Para todas aquellas amantes de los romances surgidos entre parejas de mejores amigos, podrán disfrutar de esta deliciosa entrega. Charlotte Taylor, la mejor amiga de Gabe Donofrio, se verá sometida a una serie de cambios con el unico propósito de hacerle tragar sus palabras el día que este energúmeno se burló de ella, diciendo que no era lo suficientemente mujer para cautivar a un hombre. (¡Ah, si será estúpido ¬¬!).

No se imaginan la satisfacción personal que te hace sentir esta obra, al ver cómo con un poco de esfuerzo y no perdiéndote en el proceso puedes darle un par de lecciones a tu mejor amigo. Porque vaya que Gabe se lo merecía al persistir en su estupidez hasta el final, pero Dios y los milagros existen...¡aleluya!, y tiene sus maneras para enseñarte a valorar aquello que ya dabas por sentado (y si en medio del camino te vas enamorando pues mejor aún ^^).

Una muy buena obra, graciosa y romántica, del 1 al 5, le doy un 4 ^^.

Coffeehouse Angel by Selfors Selfors


Título del libro: Coffeehouse Angel
Autor: Selfors Suzanne
Idioma: Castellano

Sinopsis

Cuando Katrina encuentra a un hombre sin hogar durmiendo en el callejón de detrás de la cafetería de su abuela, ella decide dejarle una taza de café, una bolsa de chocolate con granos de café y algunos pasteles a su lado. Lo que ella no sabe es que este acto de bondad está a punto de poner su vida patas arriba. Debido a que este adorable vagabundo, Malcolm, es realmente un ángel de la guarda en un descanso entre misiones. Y él no puede irse hasta que haya recompensado a Katrina por su desinterés, concediéndole su deseo más profundo. Ahora, si sólo ella pudiera decidir lo que podría ser...


Opinión Personal

Suzanne Selfors, la autora de “Saving Juliet” y “Mad Love” nos viene con una nueva entrega, “Coffehouse Angel”. Ahora, si me pidieran que representara al libro con una sola palabra, esta sería; Divino… y no, no lo digo exactamente por Malcom (otro personaje que me ha robado el corazón. A estas alturas no sé cómo he conseguido dividirlo entre tantos u_u), sino por toda la trama en si. Llegué a dar con este libro sin proponérmelo en medio de una búsqueda desesperada por algo que me pueda entretener durante un día que parecía llegar a ser catastrófico, y como caído del cielo di con esta reseña tan interesante…Especialmente si eres una adicta a los libros de ángeles y seres oscuros como yo.

A diferencia de otros libros, Suzanne nos presenta un nuevo lado de estos seres celestiales… Sé por experiencia propia que muchas morimos por estos seres cautivadores, hermosos por naturaleza, algunas veces sarcásticos e indiferentes, misteriosos y distantes, capaces de poner tu vida en peligro si se lo proponen, pero en esta obra Malcom es harina de otro costal… Él, sin proponérselo, vendrá a poner de cabeza la vida de Katrina, ¿pero qué importa eso cuándo solo busca cumplir tu más profundo deseo?...

Malcom me recuerda a Hermes, aquel mensajero de los dioses que siempre usaba falda, y Katrina a aquella joven con suerte que más de una desearíamos llegar a ser (Lo siento! La envidia). Gran parte de la historia girará en torno a esta joven muchacha y su búsqueda por descubrir en qué es buena. Se sorprenderán de lo poco que aparece Malcom pero de lo suficiente que es para poderte robar el corazón…

Déjate cautivar por este joven de faldas escocesas… no te arrepentirás.

Definitivamente no me voy a casar


Por más prisas y golpes que diera para abrirse paso en medio de la gente, no conseguía avanzar lo suficientemente rápido. Y que los dioses la protegieran si volvía a llegar tarde. Otro desplante más a Connor, y la que tendría que dormir en el sofá sería ella. No. Bueno. Tal vez solo cancelaría la boda.

“¿Y eso era malo?”

Bufó. Maldita fuera la hora en que su coche decidió dejarla botada en una calle completamente deshabitada, bueno, no tan deshabitada si tomaba en cuenta al gato siamés que casi la mata del susto y a ese pobre vagabundo que había dejado olvidado los pantalones y parte de su cordura. Un temblor la recorrió, y no exactamente por el frio.

Sacando su celular del bolso miró resignada hacia el aparato que decidió morir sin avisarla. Ya se imaginaba la cantidad de llamadas que Connor dejaría en su buzón. Maldito condenado aparato bueno para nada y maldito su jefe que no respetaba sus horas de trabajo.

“Estas maldiciendo mucho.”

“¡Me vale una mier…!”. Los ruidos de la ciudad acallaron sus pensamientos mientras recordaba malhumorada la agobiante tarde que había tenido que soportar a su lado. Ese viejo verde disfrutaba viéndole las piernas mientras se rascaba la panza, y a ella le tocaba hacer horas extras porque su jefecito siempre olvidaba pasarle los últimos informes de cierre. Si eso no cabreaba hasta al más santo entonces que la jodieran. Ella estaba segura que el único motivo por el que el tipejo ese no se le insinuaba hasta ahora, era porque ella estaba comprometida nada más y nada menos que con el vice-presidente de la firma para la que ambos trabajaban.

“Genial. Genial. Genial.”

Había intentado hablar de eso con Connor, pero su respuesta fue rotunda.

-Sanders es un hombre de bien.-dijo prestándole la misma atención que a los garbanzos que había dejado olvidados a un lado de su plato-. La empresa es muy afortunada por contar con un hombre de su capacidad e ingenio. Dudo mucho cariño, que él te este poniendo trabas. Tal vez sólo estas imaginando esas cosas.

“¡Que imaginaciones y ni los mil demonios!”, pensó recordando lo cerca que estuvo ese día de clavarle el tenedor en la yugular. Su novio podría ser un capo en lo referente a su trabajo pero carecía de tacto para muchas cosas, especialmente las referentes a ella.

“Cuando un hombre se proponía joderte la vida, para eso sí que usaba la cabeza. Y hablo de la de arriba.”

¿Por qué no terminaba con él? Esa era una pregunta que se había venido haciendo desde hace algún tiempo. Y no era que no lo quisiera ni que dudara mucho de lo que tenían, pues la mayor parte del tiempo Connor dejaba a un lado esa fría y estirada máscara para dejar a la vista al hombre tierno y caballeroso que ella quería. Suspiró apurando el paso. Era tan solo que a veces sentía que eso no era suficiente, pero a sus casi treinta años y con una madre que no dejaba pasar la oportunidad de recordarle que se le estaba pasando el tren pues, tampoco podía ser tan exquisita.

¿O si?

Un escalofrío la recorrió cuando recordó a su madre y la cita que le había concertado con el párroco de su iglesia. Genial, ahí estaba la cereza que faltaba para coronar ese día que iba de mal a peor. Dio media vuelta a la esquina que la dirigiría a Rodicioz, el restaurant que probarían hoy para la cena antes de la boda, mientras una sonrisa de triunfo asomaba a su rostro cuando recordó lo que había tenido que hacer para separar ese lugar, pues a su madre ni a Connor les había hecho mucha gracia. Ese era un lugar demasiado burdo para un evento como aquel según ellos, pero quieran o no, era SU lugar burdo. El de ella y el de su padre al que tanto amo.

Una ola de nostalgia barrió su corazón haciéndola añorar la presencia de un ser que la había amado y cuidado como ningún otro. Ojala estuviera junto a ella para sostenerla en esos momentos tan cruciales, y encerrar a su madre durante algunos días para que ella pudiera respirar si no fuera tanto pedir.
Emma pasó por la pastelería a la que solía acudir con su padre cuando era niña y se preguntó qué diría él en ese momento. No, en realidad ella sabía lo que le diría exactamente. Hasta podía escuchar su voz restándole importancia.
-Eres aún muy joven para casarte burbujita, así que por mi puedes ir cancelando la boca.-diría mientras compartían un pastel de fresa en ese lugar al que concurrieron hasta pocos días antes del accidente.- Yo me encargaré de levantar una orden de alejamiento para ese bueno para nada.

-Papá, ya casi tengo 30…
-Treinta, cuarenta, cincuenta.- diría él encogiéndose los hombros mientras le daba esa sonrisa que sólo dedicaba para ella.- tú eres mi bebe, y a mi bebé nadie la aleja de mí.

“Pero si pudieron alejarlo a él de ella.”

No. No pensaría en eso hoy. Disfrutaría de la cena junto a Connor y pasarían una rica velada haciendo el amor en su departamento o en el de él. Si. Eso haría. Cruzando la calle, viró hacia el familiar local que se alzaba desde hace muchos años y que le traía tan buenos recuerdos, cuando lo vio ahí, esperándola.

“Parece que hoy si nos despertamos de buenas”, pensó silbando para adentró mientras miraba a su novio de espaldas y con los reflejos del sol sobre su cabello color bronce, una ramera de cuero y jeans desteñidos que proyectaban un toque misterioso y atractivo, que gritaba peligro, a millas de distancia. Emma frunció el ceño, extrañada. Nunca le había visto esa casaca. Tampoco nunca había pensado que su novio fuera misterioso y mucho menos peligroso, a menos que temieras que te atacara con un lápiz con mucha punta o una avalancha de informes que traspapelar. En realidad, esa sería la última descripción que le daría a él. Y Connor era muy malo con su puntería para variar.

“Si Connor decidió vestir algo más… diferente, es cosa suya. ¿No deberías estar contenta? Tu novio el estirado no tenía atorado un palo en el culo después de todo. Así era su cara. ¿Ves?.”

-Debería dejar de pensar así de él. –se dijo.- No. Debería apurarme porque no parece muy contento después de todo.

“Y ya empezaste a hablar sola…”
“Genial.”

Dicen que algunas novias se vuelven unas completas perras antes de sus bodas. Bueno. Ella no se estaba volviendo una perra, pero si tal vez un poco loca.
Llegó a donde estaba Connor y se quedó abrumada por el olor que desprendía. Primitivo. A tierra y sol. A testosterona, purita y de calidad. “Ya deja de decir estupideces y cierra la maldita boca que empezarás a babear”. Sorbiéndose los mocos y haciendo un esfuerzo por controlar el intempestivo temblor que había empezado a sacudir su cuerpo, tiro de Connor y lo giró para besarlo.

Una incomprensible ansiedad la abrumó a la vez que la luz del sol la cegó por unos instantes, impidiéndole ver su rostro. Pero para qué quería su rostro, si esos labios decadentes estaban para morirse. Sin pensarlo dos veces, sus ávidas manos ascendieron por esos musculosos brazos, duros como el pedernal, para tirar de ese rostro cubierto por una barba incipiente. “Connor no tiene barba”, pensó cuando sintió al hombre frente a ella tensarse en respuesta al contacto de sus labios segundos antes de responder con un beso que le prendió fuego a todo su cuerpo y le hizo olvidar a su insípido novio. “Y tampoco es musculoso. ¡Mierda!. La descripción exacta para Connor es escuálido en proceso de formación”.

“¡Apártate Emma!”, se ordenó mentalmente cuando el hombre frente a ella soltó un gruñido primitivo que retumbo en su pecho y que la hizo humedecerse de la emoción. “¿Quién es Emma?”. ¡Oh, yo soy Emma!. Pero ya era muy tarde para alejarse.
Damian no podía creer su suerte. Abrumado por ese exquisito olor a sándalo y flores, tensó los brazos alrededor del suave cuerpo que se apretaba contra él. Había pensado que en una calle tan abarrotada como aquella nadie repararía en su presencia, pero se equivocó. A pesar de que solo se tratara de otra fan que quería sacar partida de él no conseguía ordenar a su cuerpo que la apartara. No cuando sus labios encajaban tan bien con lo suyos y su cuerpo reaccionaba de esa manera al de ella. A sus 35 años no se consideraba parte de los hombres que perdían la cabeza por una mujer, pero es que no había conocido a esta mujer. Gruñendo contra su boca, la apretó contra su hinchada ingle mandando a volar sus pensamientos cuando sintió que moriría al escucharla gemir contra sus labios.

Emma se encontraba dividida entre la excitación del momento y el pánico de estarse besando con un extraño. Sabe Dios por dónde habrá pasado esa boca. Una fuerte descarga eléctrica le recorrió la columna vertebral cuando sintió sus manos recorrerle las nalgas de manera descarada. “¡Oh no señor, eso si que no! ¿O tal vez solo un poquito?”.Asustada de sus propios deseos hizo acopio de la poca fuerza que le quedaba para apartarlo. Poniendo ambas manos sobre su musculoso pecho, se maravilló al sentir el ritmo desbocado de su corazón bajo sus manos. “¡Solo hazlo maldita sea!”, se gritó mentalmente cuando sintió que las fuerzas volvían a abandonarla.

Gimiendo de pura frustración, Emma empezó a removerse entre sus brazos intentando apartarlo.

-No lo hagas.-gruñó esa aterciopelada voz consiguiendo estremecerla cuando sintió el por qué de su negativa a dejarla ir. Su grande y firme erección se apretaba a su muslo de manera descarada.
-Tú no eres Connor.-dijo ella con el ceño fruncido, tratando de ocultar lo excitada que se sentía por la respuesta de su cuerpo.
Damian salió abruptamente de la nube de excitación que empañaba sus pensamientos. -¿Quién diablos es Connor?.- preguntó furioso intentando retener entre sus brazos a esa inquieta mujer.

Apartándola un poco pero sin dejarla escapar de la jaula de sus brazos, la miró por primera vez. Medianamente alta y de complexión delgada, estaba llena en los lugares correctos. Su cabello castaño con reflejos rojos, le caía en ondas gráciles sobre los hombros invitándolo a que lo acariciara. Damian, reprimiendo el deseo de esconder la cara entre sus risos se centró en sus generosos labios hinchados tras su larga sesión de besos dándose cuenta que era una mala idea cuando un nuevo ramalazo de deseo lo golpeó. Frustrado por no poder volver a besarla, no sin recibir un buen golpe de su parte, trató de centrarse en esos ojos marrones que brillaban con una inteligencia hipnótica, y que ahora se desviaban a algún lugar atrás en la calle en busca de su Connor seguramente.

Furioso por el simple hecho de que le molestara el pensarla con otro, no se dio cuenta que esos ojos que antes lo habían hipnotizado, ahora le estaban devolviendo una mirada furiosa e indignada.

-¿Por qué me besaste?.– reclamó ella hundiendo un fino dedo en su pecho.
-Yo no te bese.- dijo Damian entre sorprendido y divertido al verla bufar.- bueno, si te besé pero sólo porque tu lo hiciste primero.
-¡Fue tu culpa! – Exclamó indignada para luego justificarse- pensé que eras Connor.
-¿Quién diablos es Connor?.- volvió a preguntar, empezando a malhumorarse sin sentido.- No es que me importe muñeca, pero preferiría saber con quién me andan confundiendo por si se vuelve a repetir…
-Fue un error…-susurró ella de manera adorable, haciendo casi imposible el no volverla a besar.
-¿Perdón?-preguntó Damian tratando de ocultar su diversión. Nunca se había sentido tan tentado de provocar a una mujer para ver su reacción, pero definitivamente estaba descubriendo un nuevo pasatiempo.
-¡¡¡Que fue un error!!!
-¿Lo dices por el primer o segundo beso?

Emma rodó los ojos entre frustrada y tentada a golpearlo.-Solo te besé una vez.- dijo intentando volver a apartarlo, pero encontrando que sería imposible escapar a menos que él la dejara ir.
-Entonces perdóneme dulzura, ahora mismo enmendaré mi error…-dijo deslumbrándola con una sonrisa pícara antes de apretarla más a él y devolverle un beso que le prendió fuego a todas y cada una de sus células.

Emma se sintió desfallecer cuando esos labios tan firmes la atacaron con una dulzura que la hizo sentir como macilla entre sus manos. Apretándose más a ese desconocido intentó recordar el por qué hace unos momentos había estado intentando alejarse de él. “Porque estás comprometida y besando a un extraño en plena vía pública, ¿quizás?”, le dijo su sarcástica conciencia en un ataque de lucidez.
Mierda. La vida no era justa, porque si lo fuera ella no tendría conciencia y tampoco estaría comprometida. Gimiendo de pura frustración e intentando apartar la culpa por lo que estaba a punto de hacer, hizo acopió de toda su fuerza de voluntad para patearle en la canilla a ese hombre que no hacía más que alborotar sus hormonas.

-¡¿Siempre eres tan imbécil?!.- gruñó furiosa, viéndolo soltarla entre sorprendido y disgustado. ¡Le había pegado fuerte y ni siquiera le estaba doliendo!
Él la recorrió con una mirada descarada a la vez que enarcaba una ceja y trataba de acortar la distancia que ella había impuesto tras golpearlo. -No.-dijo tomando un riso que colgaba suelto sobre su hombro. –También suelo ser un completo estúpido, pero sólo cuando las mujeres me besan sin motivo alguno.- comentó encogiéndose de hombros para quitarle importancia.
-Cretino… -dijo ella empezando a alejarse.
-¿A dónde crees que vas?.- dijo deteniéndola.- ya que tu te quedaste con algo de mí…
-¡Yo no me quedé con nada tuyo!
-¡Corrección! Ya que me robaste un beso…
-Y tú me besaste de vuelta así que estamos a mano.-Emma no podía creer que estuvieran teniendo esa conversación en plena a calle. Connor aparecería en cualquier momento.
-Entonces, ¿si te vuelvo a besar tú tendrás que hacerlo de nuevo?- preguntó él divirtiéndola con tan tonta ocurrencia.
“No, no debería estarse divirtiendo con él”, pensó negando abrumada por la manera en que la hacía sentir ese hombre. Dando un paso atrás lo miro malhumorada. –Aléjate de mi.-pidió de manera ahogada, tratando de agarrarse a su última vía de escape.- Connor, mi prometido está por llegar…-dijo, no comprendiendo el por qué tenía que andar dando explicaciones a desconocidos.

Damian sintió el bandazo de celos que lo golpeó. ¿Celos? El nunca se había sentido celoso. Asustado de estar confundiendo el deseo con cualquier otra cosa, tanteó la idea de dejarla ir pero descubrió que prefería cortarse un miembro antes de no saber más de ella. Mordiéndose la lengua dijo. -Bueno, entonces será muy divertido conocer a Connor…

-Tú no quieres conocer a Connor.-dijo ella con los ojos como platos, haciéndosele cada vez más irresistible.
-Oh, por supuesto que si.- dijo el cobrizo tentado a tomarle el pelo un poco más.
-¿Esto es algún tipo de chantaje o algo?.-dijo ella no pudiendo creer la situación.
- No.-dijo Damian con una seriedad que desmentía la diversión de sus ojos.- Sólo te estoy condicionando.
-¿Condicionando?.-repitió una voz que ella conocía muy bien. Asustada y sintiéndose más culpable de lo que querría aceptar, Emma fue incapaz de voltear a ver a su novio por miedo a que su rostro la delatase.- ¿Me estoy perdiendo de algo?

Emma miró nerviosa a Connor, quien la observaba con el ceño fruncido para luego fulminar con la mirada al desconocido que podría terminar con su noviazgo con tan pocas palabras. “¿No se supone que ese sería Connor?”, le dijo su conciencia pero ella la apartó de antemano al ver que Connor se situaba a su lado y colocaba una tensa y fría mano en su espalda para centrar su aburrida mirada en el desconocido frente a ellos. Emma, tragándose su orgullo aprovechó el que Connor no la estuviera observando para suplicarle con la mirada al sexy desconocido frente a ellos que no dijera nada pero los ojos de ese hombre no mentían, estaba metida en serios problemas. Demonios.

-Entonces tú debes ser Connor.- dijo Damian extendiendo una mano a su malhumorado prometido.-un placer…
-Lamentablemente no puedo decir lo mismo.-agregó Connor sin devolverle el gesto.- ¿Nos conocemos de algún lado?

Damian ni se inmutó por su gesto porque estando en su pellejo, estaría partiendo a golpes al primer desgraciado que se atreviera a mirar a su novia de la manera en la que él lo hacía con la suya.

-Lo dudo.- dijo metiendo sus manos en los bolsillos para disimilar el bulto en el que aún no había reparado.- dudo que seas de los míos.- agregó meciéndose despreocupadamente. Esta vez tanto Connor como Emma le devolvieron una mirada interrogante que lo divirtió a más no poder.

Damian realmente se encontraba intrigado. ¿Cómo una mujer que podía responder de manera tan ardiente y entregada, podía estar comprometida con un hombre como aquel? Ese tío más parecía una estatua por lo tieso que estaba y la cara que ponía, como si tuviera asco de que le fueran a cagar encima en cualquier momento.

-Ya sabes, del tipo que anda de fiesta y rompe las reglas todo el tiempo.-agregó poco después.
-Ya veo.-dijo Connor no haciendo nada por ocultar su disgusto.- pero no entiendo qué tanto podría estar usted hablando con mi prometida.
-No solo estábamos conversando, estábamos…
-¡Nada!.- gritó Emma desesperada por hacerlo callar.- haciendo nada en particular amor. Lo que sucede es que…-miró a Damian en busca de ayuda.
-Damian.-dijo dándole solo su nombre mientras le sonreía con picardía.
-Damian.–repitió ella asintiendo con el ceño fruncido, al comprender que le costaría librarse de él.- estaba preguntando por unas direcciones. Es nuevo en la ciudad.-agregó avisándole con la mirada que si se atrevía a desmentirla perdería algo más que las ganas de seguir sonriendo de esa manera.
-¿Y tienes apellido?.-preguntó Connor tragándose la mentira pero viendo con curiosidad su chaqueta de cuero hecha a medida que desmentía por completo el look de vagabundo que siempre trataba de mostrar.-Supongo que no debes ser de la ciudad para perderte en un lugar lleno de señales y guías.-inquirió mirándolo con disgusto, como si no aprobara el que alguien como él vistiera ropas caras.
Damian lo miró con una ceja alzada, al percibir el sarcasmo y la burla en su tono.-Prefiero mil veces la tranquilidad del campo.-dijo retándolo con la mirada.-pero acepto que la ciudad tiene sus ventajas.-susurró lanzándole una sonrisa torcida a Emma.
-Perdón, ¿cómo dice?.-preguntó un confundido Connor que no había llegado a escuchar su última frase.
-Barnes.-dijo blanqueando los ojos, dando su apellido real por primera vez.- Damian Barnes.- dijo, consiguiendo que Connor lo miraran con la boca abierta y Emma blanqueara los ojos una vez más pero por la reacción de su novio.
-¿El rockero?.-dijo un anonado Connor mirándolo como si fuera un fantasma. Sorprendiéndolo al ver que estaba al tanto de su otra faceta.
-Prefiero que me llamen Damian.-dijo ignorando al hombre que parecía sentirse incómodo después de haberlo tratado mal. Quien diría que un hombre como aquel podría gustar del tipo de música que él producía. Era eso o sólo estaba enterado de los grandes verdes que movía con sus diferentes disqueras.
-¿De qué diablos hablan?.-dijo una confundida Emma mirando del uno al otro. Consiguiendo una mirada irritada por parte de su novio que la hizo encogerse en su sitio por la impresión y que provocó en Damian unas serias ganas de molerlo a golpes por mirarla así.
-Será mejor que me vaya.-dijo malhumorado, pensando que si se quedaba un rato más mataría a ese imbécil.

Emma no podía creer que esa sola frase la hiciera sentir tan incómoda, como si el verlo partir fuera algo que no podría soportar. ¡Demonios!. Recién lo conocía, era un hombre irritable que no había hecho más que sacarle provecho a la situación. Lo único que conseguiría a su lado serían más problemas y dolores de cabeza. Frustrada, intentó poner a raya sus pensamientos a la vez que extendía una mano hacia Damian en forma de despedida.-Espero haber sido de ayuda.-le dijo incómoda al ver que Damian miraba divertido, de su mano extendida a sus generosos labios.

Damian, haciendo caso omiso de su gesto cordial y de Connor que los miraba con el ceño fruncido, se inclinó sobre Emma para susurrarle al oído-No te imaginas cuánto muñeca.-dijo con la voz cargada de deseo, antes de darle un casto beso en los labios.
Sorprendida, cabreada y lamentablemente excita. Vio como Damian retrocedía con una sonrisa sardónica en los labios mientras le guiñaba un ojo y gesticulaba un “Llámame”, antes de dar media vuelta y desaparecer calle abajo.

“Demonios”, pensó Emma, “definitivamente no me voy a casar”…

jueves, 9 de febrero de 2012

Aquellos toques que hablan por ti...


Si bien es sabido que una buena comunicación, al igual que el amor y el respeto, es la base para que una relación marche sobre ruedas, ¿qué ocurre cuándo tu hombre no es de los que hablan mucho? Seamos sinceras, a la mayoría de los hombres les cuesta expresarse y casi siempre, prefieren no hacerlo por evitar situaciones incómodas en las cuales tengan que exponer sus sentimientos.

Véanlo así, mientras las mujeres pueden pasarse horas frente al teléfono hablando de lo mal que se sienten tras romper una relación de mucho tiempo, o en el otro extremo, hablando de lo buena que estuvo la última película que vieron en el cine o del bombonazo que conocieron en el bar... ¡Los hombres son todo lo contrario! Sacarles las cosas requieren de un poco más de tiempo e ingenio. Pero ya me estoy yendo por la tangente ^^…

Lo cierto es que la comunicación siempre es necesaria, pero hay veces en que las palabras están de más. Veamos un ejemplo, estas con aquel hombre que te quita el aliento con sólo mirarte, aquel por el que has venido suspirando desde hace muchos meses y quieres decirle que lo amas, lo miras a los ojos y tomas su cara entre tus manos, lo acaricias lentamente y sabes, que las palabras sobran…

¿Lo ven?... bueno, tal vez todavía no. Veamos otro caso, estas en una fiesta con tu novio, amigo con derecho o agarre temporal (jajaja bueno, quizás en este caso no cuente) y quieres hacerle saber lo bueno que esta o tan solo hacerlo sentirse “especial” en medio de tantos musculitos andantes. ¿Qué haces? ¿Le agarras el paquete? ¡No! Eso significa otra cosa ¬¬… Basta con un toque casual en ese flácido trasero para marcar tu territorio y hacerle saber que no te importa que no este tan durito como aquellos chicos de Play Girl. ¡No importa!, es tuyo y eso basta… la tecnología avanza después de todo, ¿no?

Creo que ya van entendiendo, pero volviendo al tema del paquete he aquí otro ejemplo. ¿Cómo le haces saber a tu chico que lo deseas, sin provocar a su amiguito tan abiertamente en el proceso?... La respuesta en sencilla, sólo tienes que alejar un poco más la mano de esa zona, específicamente, tocarle el muslo, en esa parte cercana a su entrepierna para que tu novio se ponga a mil y su amiguito también…

El punto es simple, hay toques que expresan más que mil palabras… Si lo ves preocupado, pasa tus manos por su cabello, espalda o cuello para reconfortarlo y liberar tensiones. Si quieres disculparte por algo y tienes temor a que se le aleje de ti dejándote con la palabra en la boca, pues toma sus manos entre las tuyas y sostenlas así mientras abres tu corazón a él. Si tan sólo quieres estar con él, hacerle ver lo bien que te sientes a su lado, lo mucho que confías en él y cuánto lo necesitas, coloca tus palmas bajos las suyas, las tuyas hacia arriba y las de él hacia abajo, sosteniéndose así verás lo rico e íntimo que es ese intercambio silencioso.

Cero palabras, miles de emociones…

Prólogo



Emma Gray, formal, correcta y aburrida aspira a casarse con Connor Griffin para cumplir el sueño de toda mujer, tener la boda perfecta. Pero el destino caprichoso y problemático, pondrá su vida de cabeza el día que el sexy e incorregible rockero, Damian Barnes, vendrá a meterse en su camino para robarle algo más que la cordura.
Debatiéndose entre lo correcto y lo que se siente bien, Emma tendrá que decidir entre llevar una vida acorde a las reglas o dejarse llevar por un hombre que no hace más que desquiciarle las hormonas.
Dime, ¿es posible amar a un hombre que se ha venido a convertir en la diana de todos tus problemas?

Acuerdos Privados by Sherry Thomas


Autora: Sherry Thomas
Título Original: Private Arrangements
Serie: 1º Trilogía Hermanas Concannon

Sinopsis: Una relación malograda podrá volver a renacer cuando ya todo parecía perdido, aunque se base en un pacto indeseable. En la esplendorosa y refinada Inglaterra de finales del siglo XIX, Lord y Lady Tremaine encarnan un matrimonio perfecto, basado en el respeto y la libertad, sobre todo porque cada uno vive a un lado del Atlántico. Sin embargo, cuando ella le pida el divorcio a fin de poder volver a casarse, él le pondrá una condición: que permanezcan juntos un año más para que le dé un heredero. Y, sin duda, un año dedicado a tales menesteres puede dar mucho de sí.



Opinión Personal

Sencillamente maravillosa, y no, no me estoy describiendo a mi misma (modestia a parte ^^), sino; hablo de la obra que me ha tenido en vela durante toda la noche (si mi madre se enterara u_u). Me propuse entrar en abstinencia literaria durante algún tiempo mientras estuviera en finales, pero tras dar con esta magnifica obra no pude contenerme. Una historia de amor surgida a finales del siglo XIX en la majestuosa Inglaterra de entonces, vendrá a remecer los corazones de dos jóvenes cambiados a su manera por el tiempo y las circunstancias.
Philippa Gilberte Rowland única heredera de una fortuna descomunal ganada a base de esfuerzo se vera en la laboriosa tarea de engatusar a algún duque para hacerse del título que por años su madre había anhelado. Elegante, altiva y de una salvaje sensualidad verá truncado sus sueños de llevar una corona de apio tras la muerte del que iba a convertirla en su futura esposa y duquesa de Fairfod. Ya sea por cosa del destino, Candem Tremaine, primo de su difunto prometido y futuro Duque de Faiford por descendencia, se cruzará un día en su camino para nunca más salir de el, bueno, parcialmente hablando. El amor de estos jóvenes se verá alimentado por la desbordante atracción, pero truncados por la promesa que Candem le hizo una vez a la joven Theodora de desposarla algún día… So? ¿Qué locura serias capaz de hacer por amor? ¿Mentir? ¿Estafar a aquella persona que más amas? ¿Todo en busca de…?
Gigi, diminutivo para esta intrépida mujer de alcurnia, se vera perdida al descubrirse enamorada de un hombre que le había jurado lealtad a otra, y en medio de su desesperación verá como única vía de escape urdir una farsa que será el inicio de un infierno que creyó lejano. Candem, enamorado pero igualmente dolido tras descubrir el engaño, seguirá con su farsa en alas de una venganza lenta y dolorosa contra la mujer que le robó el corazón. ¿Pero cómo destruir a quién más amas, sin destruirte en el proceso?
Diez años de una agónica distancia interpuesta por fuerza tras haber consumado su matrimonio, se verán truncados cuando la ahora Lady Tremaine quiera su libertad para volverse a casar, y solicite el divorcio a su hasta entonces ausente marido, quien desesperado y empeñado en recuperarla a pesar de lo hecho en el pasado, verá como única solución pedirle un lapso de tiempo para engendrar un heredero y volverla a engatusar, no sólo en la cama sino también en el corazón…. Todos merecen una segunda oportunidad, ¿no creen?